Es posible que haya visto lociones corporales y cremas faciales con vitamina E que prometen una piel más suave y tersa, pero la bondad del nutriente se extiende muy por debajo de la superficie.
Un nutriente vital, la vitamina E juega un papel clave en el fortalecimiento del sistema inmunológico contra virus y bacterias, así como en la formación de glóbulos rojos, la función celular, ensancha los vasos sanguíneos y ayuda al cuerpo a utilizar la vitamina K.
También es un potente antioxidante que ayuda a proteger las células del daño y tiene propiedades antiinflamatorias.
“Ayuda a fortalecer nuestro sistema inmunológico y prevenir enfermedades crónicas como las enfermedades cardíacas y cardiovasculares, la enfermedad de Alzheimer y el cáncer”, dice la dietista Jane Freeman, de la Asociación de Dietistas de Australia.
Y al ser una vitamina soluble en grasa, el cuerpo puede almacenarla.
Gracias a sus propiedades antioxidantes y de restauración celular, la vitamina E es un ingrediente popular en muchos productos para el cuidado de la piel que promueven el antienvejecimiento y la reparación de la piel.
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Cómo obtener más vitamina E
Si bien está disponible en forma de suplemento, la vitamina E se deriva idealmente de la dieta y las mejores fuentes provienen de grasas y aceites, según el Consejo Nacional de Investigación Médica y de Salud.
Estos incluyen las grasas de carne, pollo y pescado, huevos, germen de trigo, canola, girasol, cártamo, aceite de oliva, soja, maíz y semillas de algodón, y algunos vegetales.
El farmacéutico Gerald Quigley dice que las yemas de huevo, las almendras, el aceite de albaricoque y las avellanas también son fuentes de calidad de vitamina E.
Si eres fanático de las comidas instagrameables que están cubiertas de flores diminutas y coloridas, es posible que puedas completar tu dosis diaria comiendo la bonita guarnición.
La investigación de dos universidades portuguesas ha revelado que dos flores comestibles populares, la borraja y la centaurea, contienen vitamina E.
¿Cuánta vitamina E necesitas?
El NHMRC recomienda que las mujeres adultas consuman 7 mg de vitamina E todos los días, mientras que los hombres adultos deben apuntar a 10 mg.
La deficiencia de vitamina E es rara, aunque puede ocurrir si hay irregularidades en la absorción o el metabolismo de las grasas en la dieta.
“Los síntomas incluyen cosas como daño a los nervios, mala función inmunológica, mala coordinación y glóbulos rojos frágiles que aparecerían en un análisis de sangre”, dice Gerald.
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Escrito por Alana Schetzer