
Ya sea para usted o un ser querido, el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer puede resultar increíblemente abrumador, pero hay formas de dar pasos positivos hacia adelante.
Y eso incluye poder conservar recuerdos preciosos durante más tiempo.
¿Qué es la enfermedad de Alzheimer?
La forma más común de demencia, la enfermedad de Alzheimer, es un trastorno cerebral progresivo e irreversible que da como resultado un deterioro de la memoria, el lenguaje, el pensamiento y el comportamiento. La Australian Alzheimer’s Research Foundation dice que alrededor de 1.800 australianos son diagnosticados con demencia cada semana.
La enfermedad de Alzheimer no es una parte normal del proceso de envejecimiento y, en algunas personas, los síntomas pueden aparecer a partir de los 30 años.
¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad de Alzheimer?
En las primeras etapas, estos pueden ser muy sutiles, a menudo comienzan con lapsos de memoria y dificultad para encontrar las palabras adecuadas para las cosas cotidianas, dice Dementia Australia.
Otros síntomas pueden incluir vaguedad en la conversación diaria, pérdida del entusiasmo por la vida, deterioro de las habilidades sociales y problemas con el procesamiento de instrucciones.
¿Cómo progresa la enfermedad de Alzheimer?
Dementia Australia dice que la tasa de progresión varía según el individuo y las áreas del cerebro afectadas y puede durar de tres a 20 años, con un promedio de ocho años desde el diagnóstico.
Las habilidades de una persona también pueden fluctuar de un día a otro, y el estrés, la fatiga y la mala salud juegan un papel importante.
Pasos para ayudar a ralentizar la progresión y respaldar la función de la memoria
La buena noticia es que puede hacer muchas cosas para retrasar la progresión de la enfermedad de Alzheimer:
1. Mejore su nutrición diaria
Existen numerosos estudios, incluido este de Italia, publicado en el Diario de transmisión neuronal, que muestran que una dieta sana y bien equilibrada, y la obtención de los nutrientes adecuados, pueden marcar una diferencia real en la desaceleración del deterioro cognitivo.
Se ha demostrado que los ácidos grasos omega 3, las vitaminas A, C y E (antioxidantes), las vitaminas B y la colina son importantes.
2. Mueva ese cuerpo
La evidencia científica también está descubriendo que el ejercicio regular puede disminuir los efectos de la enfermedad.
Investigadores de la Universidad de Columbia Británica revisaron más de 150 estudios sobre el impacto de la actividad física en las personas con Alzheimer y encontraron que no solo reducía el riesgo de diagnóstico, sino que también mejoraba el desempeño de las actividades diarias de quienes ya padecían la enfermedad.
3. Entrena tu cerebro
Mantener el cerebro ocupado con actividades que lo mantengan comprometido y desafiado en todas las edades puede reducir significativamente el riesgo de Alzheimer en la vida posterior, según varios estudios, entre ellos este de la Universidad de Harvard.
Mantener su cerebro sano después de un diagnóstico de Alzheimer
Líder del mercado Souvenaid® ofrece una bebida de nutrición médica que ha sido probada[1,2] para apoyar nutricionalmente la función de la memoria en las etapas iniciales de la enfermedad de Alzheimer, cuando se toma a diario durante al menos seis meses.
Sin ingredientes que contengan gluten y baja en lactosa, es una bebida de una sola porción que puede beber directamente de la botella o mezclar en un delicioso batido o pudín de chía.
Su fórmula única contiene ácidos grasos omega 3, vitaminas A, C y E, vitaminas B y colina, todos nutrientes importantes que son los componentes básicos necesarios para mantener las conexiones en el cerebro.
Se puede tomar solo o en combinación con medicamentos para la enfermedad de Alzheimer.
Escrito por Liz McGrath.
* Esta publicación es presentada por Souvenaid.®. Souvenaid® es un alimento destinado a fines médicos especiales para el tratamiento dietético de la enfermedad de Alzheimer temprana y debe utilizarse bajo supervisión médica.
[1] Scheltens P y col. Alzheimer Dement 2010; 6: 1–10.e1
[2] Scheltens P y col. J Alzheimer Dis 2012; 31: 225-236